En cada esquina están los muchachos, que quieren correr, tener, y mostrar lo que consiguen; lo nuevo, los nuevos tennis. En esa época los mejores eran los del chulo grande; como la época era de cambios, el chulo era colorido… se veía mucho el rojo, eran los nike que traían o mandaban las tías, los primos, y hasta quizás los padres, que los han dejado solos, y se han marchado de este país.
Los destinos a donde voló la gente, para enviarle dinero a la familia, eran los más conocidos: Nueva York, París, Londres; mucha gente también andaba en Caracas. Los muchachos se sienten bien, se sienten nuevos, están “embambados”, repletos de anillos y cadenas de oro; lo exigía el momento, lo que era de plata, era pa’l “chichipato”. Hasta sin bañarse se paran en las esquinas, a mostrarse nuevecitos. También muestran sus camisetas anchas, unas de la “NBA”, y otras con letras grandes que formaban los nombres de equipos de fútbol americano, creo que no los conocieron, ni siquiera los de basket, al fin y al cabo también eran unos chichipatos.
Allí están en la esquina, hablando de la rumba, de las nenas, de los negocios pequeños, de lo que le pasó al jíbaro del otro barrio, de aquél que mataron, de a los que les robaron; también de qué es lo que hay pa’ hacer en la noche, el parche de la noche; y en esta época, todo gira entorno a la salsa, estoy hablando del 90 para arriba, cuando el Grupo Niche y Guayacán Orquesta empezaban a sonar duro. Las canciones de estos dos movimientos eran las dedicadas a las muchachas, que se pintaban y resaltaban las líneas de su rostro con colores poco reales.
Olía a loción traída de los Estados Unidos por el lado de los manes y de las nenas, que se preparaban para ir a tirar paso, un sábado, casi a las seis de la tarde; ya olía a rumba, ya olía a Sayrón, que era un bailadero en donde la especialidad era la salsa, y tenía de lo nuevo, era el boom de la salsa romántica.
ESPEJO TEÑIDO, recorrido en 115 RX
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