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lunes, 29 de agosto de 2011

El cuento de la rueda rota




 Para pensar


Es la historia de una rueda a la que le faltaba un pedazo, pues habían cortado de ella un trozo  casi triangular. La rueda quería estar completa para ser feliz, así que se fue a buscar la pieza que había perdido.


Pero como estaba incompleta y solo podía rodar muy despacio, podía contemplar las bellas flores que había en el camino y disfrutó de ellas; iba tan despacio que le daba tiempo de charlar con los gusanos y las tortugas, y logró tener muchos amigos; también disfrutaba de los rayos del sol o la lluvia.


En su camino encontró montones de piezas, pero ninguna era la que le faltaba, así que las hizo a un lado y para ser feliz prosiguió su búsqueda, que más parecía un paseo.


Por fin, un día halló una pieza que le venía perfectamente. Entonces se puso muy contenta, pues ya estaba completa, sin que nada le faltara. Se colocó el fragmento en el cuerpo y empezó a rodar. Volvió a ser una rueda perfecta que podía rodar con mucha rapidez, pero... tan rápidamente, que ya no veía las flores ni charlaba con los gusanos. Sus amigos apenas la veían pasar velozmente.


Cuando se dio cuenta de lo diferente que parecía el mundo cuando rodaba tan a prisa y que no era feliz, se detuvo, y decidió dejar en la orilla del camino el pedazo que había encontrado y se alejó rodando lentamente, reencontrándose con sus amigos y siendo feliz disfrutando otra vez de la naturaleza.


Este cuento tiene su moraleja: en ocasiones pensamos que sólo obteniendo la perfección, entonces seremos felices. Sin saber que con nuestros defectos y debilidades ya lo podemos ser.

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