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jueves, 19 de julio de 2012

De la oscuridad a un negocio millonario



Anatomía de la industria del sexo

LOS ANGELES, California - Varias jóvenes voluptuosas se desvisten ante la mirada atenta de un hombre bronceado, listo para el rodaje. Detrás de esta escena, se erige una industria que mueve anualmente más de 60 mil millones de dólares en el mundo, alimentada por una demanda creciente de consumidores de sexo a domicilio.
Con "atención personalizada", la industria pornográfica vende sexo a millones de personas a través de la televisión e internet, que han convertido a uno de los negocios más viejos y desdeñados del mundo en uno de los más sólidos y redituables.
En las habitaciones de los grandes hoteles, desde el hogar o en una oficina en cualquier rincón del planeta, por internet o a través de la televisión por cable o satelital: el "cine para adultos" está al alcance de la mano.
Unas 30 millones de personas están diariamente conectadas a la red en busca de imágenes de sexo explícito en alguna de las 260 millones de páginas web que ofrecen pornografía, según un estudio de N2H2, una empresa de análisis de internet.
En todo el mundo, unas 250 millones de personas son consumidoras de los productos y servicios de esta industria, que registra beneficios de unos 60 mil millones de dólares anuales, según la revista Forbes.
Sólo Estados Unidos recibe ganancias estimadas entre 9 mil y 13 mil millones de dólares al año, de acuerdo a cifras extraoficiales. De ellos, cerca de 6 mil millones corresponden a la venta de películas en DVDs y cíntas de video.
En el gigante del norte, considerado la meca del porno, las ganancias por venta de sexo -que incluye cine para adultos, servicio de acompañantes, revistas, clubes nocturnos y sex shops, entre otros- duplican a la de los principales canales de televisión del país.
En Brasil -el principal productor de cine XXX en América Latina- este sector factura unos 30 millones de dólares por año, según la Asociación Brasileña de Empresas del Mercado Erótico.
Y ese mercado está en amplia expansión: Después de la devaluación, estadounidenses y europeos desembarcan en Brasil para rodar películas baratas, movilizados por sus playas de ensueño y bellísimas mujeres.
La demanda de este tipo de películas ha crecido tanto que afamadas y lujosas cadenas de hoteles mundiales, al igual que canales de televisión pagos y sitios de entrenimiento en internet sucumbieron a la tentación de distribuir el sexo clase XXX en sus pantallas.
"Somos un negocio de primer orden, punto y aparte", afirmó Steven Hirsch, presidente de los estudios Vivid, el principal distribuidor de películas de sexo explícito a grandes compañías del entretenimiento, como AOL Time Warner, AT&T y Direct TV.

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